lunes, 26 de mayo de 2008

Suerte de principiante

Domingo trece de Abril de 2008. Estrenando el frío del otoño en mis mejillas sonrojadas por el viento, me preparaba para acudir a mi segunda función del Festival de Cine Independiente de Bs. As. Aclaro que mi debut en este evento fue precisamente el día anterior en el que por puro azar, asistí a la película “One way street on a turntable”, un film sobre la rutina en Hong Kong que sacudió bastante mis esquemas ya que manejaba otros ritmos, otras maneras de contar a las cuales me tuve que acostumbrar. Pero eso es historia pasada.
A diferencia de ese sábado de estreno, aquel domingo parecía entender más el tema de Bafici. Un festival de cine independiente que se celebra en Buenos Aires hace ya diez años, y según cuentan los que saben el número de audiencias aumenta cada vez más año tras año.
Estaba ansiosa por ver el largometraje “Cordero de Dios”, una película argentina que recorre algunos años oscuros de nuestra historia. Ya más tranquila, amoldada al ritmo que ( me parece) se suele manejar en este tipo de eventos; entró al cine, mucha gente, guardias de seguridad por todos lados, y ¡el café extremadamente caro! Traté de seguir conservando la calma aunque, confieso, no era nada fácil si, mientras las escaleras mecánicas iban subiendo, unas señoras, aparentemente intelectuales, pero por su desesperación más bien parecían adolescentes corriendo detrás de su artista favorito, intentaban pasar entre medio de las demás personas para llegar primeras a la sala …
Una vez ubicada en la butaca, una señora fanática de Bafici, me comentó todas sus experiencias, sus emociones y su ansiedad por participar del pre- estreno de “Cordero de Dios”. Otra vez, sin saberlo, estaba asistiendo a la última noche de gala del cine Argentino.
Fue ahí que entendí semejante despliegue; por un momento sonreí y pensé en aquello de “la suerte del principiante”, entonces me dediqué a disfrutar del film.
Dos secuestros, dos rescates, pero separados por un océano y por treinta años de dolor y rencor. La historia de una familia cruzada trágicamente por el Golpe de Estado del ´76 es lo que cuenta este primer largometraje de Lucia Cedrón.
Pero a diferencia de tantos otros relatos sobre esta etapa del transcurrir argentino, ésta no es una más, ésta película es un momento en la vida de aquellos personajes. Una historia de relaciones humanas, con sus miserias, con virtudes …
Un veterinario de setenta años es secuestrado en los tempestuosos días de 2001. Guillermina, su nieta, se ve obligada a recurrir a su madre, exiliada en Francia desde el Proceso.
Tensión, recuerdos, analogías entre el ayer y el hoy, y solo quince días para elaborar todo eso. Es que en esta familia hay alguien que falta, es Paco; el papá de Guillermina. Fue asesinado en un sospechoso episodio entre militares, tiroteos … y su suegro. Y quizás sea por este motivo que la figura de aquel anciano transcurra constantemente entre la ternura y la traición.
A lo más profundo de esta familia logra llevarnos la directora. Sobre el final uno quiere saber más, pero a la vez se siente satisfecho.
Creo no haber sido la única en sentir eso; una vez finalizada la película, los protagonistas junto con la directora hicieron una especie de “ronda de preguntas” con el público. Recuerdan aquella señora fanática del Bafici, bien, pues fue la primera en arrancar.
De este domingo de frío y estreno, me llevo la satisfacción de haber descubierto un evento maravilloso con personajes fantásticos, o solo dentro del a cinta sino también deambulando por ahí.

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